Para que una empresa lleve a cabo una resolución de problemas satisfactoriamente debe seguir una serie de etapas, que son las siguientes: comprender el problema, trazar un plan para resolverlo, poner en práctica el plan y comprobar los resultados.
1. La primera de las fases, la identificación del problema, puede ser la más complicada. Por ejemplo: para tratar un problema de
absentismo, el directivo puede detectar una falta de rendimiento en el grupo de
trabajo, o la falta de asistencia de modo continuo en uno de los empleados,
aspecto que redundaría en una menor productividad, y que, por tanto, debe ser
solucionado a la mayor brevedad posible.
- La empresa debe detectar rápidamente la falta de rendimiento, ya que esto puede afectar a su productividad.
- La empresa debe reunirse y entregar al empleado una carta de bajo rendimiento y comunicarle sus consecuencias.
- Si esta conducta se mantiene en el tiempo, la empresa deberá actuar y mediante pruebas, puede proceder a despedirlo.
2. La segunda etapa de la resolución del problema
consiste en trazar un plan para acometerlo. Es conveniente generar diversas
alternativas ante el problema planteado.
3. La tercera etapa reside en poner en práctica un plan
de actuación, que permita resolver el problema propuesto. Los pasos deben estar
bien recogidos. El directivo debe preguntarse qué se consigue con el plan, para
no llegar a una solución que no alcanza lo planteado. Si hay trabas se
recomienda volver a reordenar las ideas y comenzar de nuevo, si los recursos lo
permiten.
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